- La esencia de la Fórmula 1, el desarrollo tecnológico, nuevamente se antepone a los intereses económicos. Que no haya pasado el límite presupuestario demuestra que la Fórmula 1 seguirá siendo, por excelencia, la máxima categoría del automovilismo mundial. La inexistencia de un límite presupuestario permitirá que siga el desarrollo tecnológico de los autos en todos los equipos prevaleciendo un ambiente competitivo y, afortunadamente, bajo un mismo reglamento.
- Mosley al fin encontró algo (más bien a la FOTA) que le pudo poner un alto a su necedad y a sus captrichos. Lo sucedido con su escándalo en el News of the World se queda muy corto con lo que sucedió entre él y la FOTA en estos días. La unión, seriedad y determinación de la FOTA probaron poder más que sus amenazas y que sus caprichos y necias ambiciones. Su salida de la FIA en octubre próximo permite imaginar una nueva era en la FIA y, naturalmente, dentro de la Fórmula 1.
- Ecclestone mostró que su único interés en la Fórmula 1 es el dinero. Como buen convenenciero millonario, se pasó de lado de la FOTA cuando se percató que los millones que le deja la Fórmula 1 estaban a punto de desaparecer junto con el 80% de los equipos actuales. Ojalá este pleito le sirva de lección a Ecclestone para cuidar más su negocio y a quienes lo hacen posible -los equipos- en lugar de hacer segunda a aquéllos que, necios, intentan implantar su autoridad sin escrúpulos y sin argumentos que, al menos, respalden su terquedad.
- La FOTA probó que es el máximo peso en la Fórmula 1. Más allá de las dudas que pudieron dejar sobre su hipotética separación y sobre sus planes para un campeonato aparte de la Fórmula 1, la FOTA es el contrapeso natural de la FIA y de Ecclestone. Aunque nombres de gran peso hayan dejado de estar en la FOTA (siendo el más reciente la de Ron Dennis en el escándalo del GP de Australia), sigue habiendo determinación y capacidad de organización dentro de los equipos, aparte de la unión entre, al menos, su miembros más determinados y sin ataduras contractuales.
Bien por la FOTA, bien por la FIA, bien por Mosley y, sobre todo, bien para la Fórmula 1.